El tití o tamarino león dorado (Leontopithecus rosalia) es un pequeño primate que se distingue fácilmente por su denso pelaje de color dorado, que mudan anualmente. Su color es uniforme y no presenta gran contraste a lo largo del cuerpo, aunque sí que existe cierta variedad en la tonalidad entre diferentes individuos. Recibe su nombre de su abundante melena en la cabeza, en algunas ocasiones intercalada de pelaje oscuro, que solo deja al descubierto su rostro.
Vive en grupos territoriales que son liderados por una pareja, constando de entre 4 y 15 miembros, todos ellos parte de la misma familia. En estas manadas, el cuidado de las crías es compartido por todos, aunque la hembra es quien carga las crías, habitualmente dos, durante su primera semana de vida y después lo hará el macho. Alcanza la madurez entre los dos y tres años de edad, aunque pueden reproducirse alrededor del año y medio. Los grupos viven en bosques tropicales, en los que encuentran su alimento. Tiene hábitos muy sociales, entre los que destaca que cuenta con una determinada vocalización con la que comunica que ha encontrado alimento, de forma que avisa al resto del grupo para que acuda al lugar.
Se estima que quedan menos de 1.400 individuos adultos en estado silvestre, a los que se suman alrededor de 500 ejemplares en cautividad que suponen una esperanza para su supervivencia a largo plazo. Tras haber estado clasificado en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en los años 2000 y 2003, su estado de conservación actual ha vuelto al estado de en peligro de extinción, con una población decreciente y que se prevé que su población se reducirá en un 50% entre 2019 y 2039 debido a la pérdida y fragmentación de su hábitat, la competencia e hibridación con otras especies de titís y la influencia de un reciente brote de fiebre amarilla.